«Sable» es el nombre que Shinji Kimura le ha dado a su novela gráfica que el pasado viernes fue presentada para sorpresa de muchos. El director artístico de la exitosa película premiada en Sitges 2004, «Streamboy», consiguió un fantástico trabajo junto al director Katsuhiro Otomo (Akira) que le dio la posibilidad s Shinji Kimura de que sus animadores se tomaran todo el tiempo posible para realizar unos dibujos que luego serían las imágenes más refinadas que se han visto en un largometraje de anime en su historia. Tras esto, el trabajo de Shinji Kimura a las órdenes de Otomo se convirtió en una íntima relación que dio como resultado «Hipira; the little vampire», un comic manga que sería llevado a la gran pantalla por ambos a finales de 2009 y en 2010 Kimura lo adaptó a la tecnología 3D. Después de romper el cordón umbilical con el genial director, Shinji kimura se ha lanzado con este ambicioso proyecto en el que no falta la calidad de las imágenes de Shinji Kimura y el estilo personal y, en ocasiones, excesivo que le caracteriza y que hace honor a su trayectoria.
«Sable», vivir en la televisión
La historia principal del cómic «Sable» trata la vida de un niño que se sumerge en un mágico mundo. Hasta este punto es bastante convencional dentro del género de fantasía manga. La vuelta de tuerca se da cuenta nos enteramos de que este mundo de fantasía se desarrolla dentro de una televisión. El libro que consta de 36 páginas puede ser adquirido en el idioma autóctona, japonés, por unos 20 euros al cambio (1,575 yens) en Amazon para todos aquellos que no puedan esperar a que esté traducido al idioma inglés. Aunque es probable que, debido a que se trata del nuevo cómic de Shinji Kimura, lo podamos disfrutar en la lengua anglosajona en poco tiempo.
Los dibujos de Shinji Kimura, el genio
Siempre cercano al visionario Katsuhiro Otomo, uno de los principales responsables de la incursión del anime en el mundo occidental, Shinji Kimura estuvo cómodo. El carácter perfeccionista y «quisquislloso» del director en todo lo que concernía a la dirección de las imágenes hizo que se tardara casi 10 años en producir StreamBoy. Ambos han sabido potenciarse, el uno por su carácter de pensar «a lo grande» y el otro por aportar la magia de las imágenes que parecen poder tocarse, saborearse e, incluso, sentirse.
A tales efectos, no es de extrañar que el nuevo cómic de Shinji Kimura, «Sable», esté impregnado de ese especial efecto «experiencia» que convierte cada imagen en un elemento susceptible de ser saboreado, oteando en los pequeños detalles, en los pliegues de cada prenda o arruga, la magnificencia del trabajo duro y la creatividad más dulce porque, si de algo se puede caracterizar «Sable» es de la dulzura de una historia que atrapa con su paralelismo con el conocimiento del «país de las maravillas», de mundos lejanos, de ese atractivo insoportable que tiene conocer lo que hay al otro lado del arco iris.