Por fin tenemos con nosotros el retorno de Marcus Fénix y su aluvión de testosterona. El que fuera uno de los abanderados del nacimiento de Xbox 360, hace ya casi seis años, no ha mermado un ápice su popularidad entre los aficionados. Es ya una de las sagas veteranas y predilectas por los amantes de los shooters, y con este nuevo capítulo espera repetir el éxito de las entregas precedentes.
Gears of War 3 concluirá con el actual arco argumental, lo cual no significa que sea el final de la saga; sin duda, ni Epic Games, su desarrolladora, ni Microsoft van a matar tan fácilmente a la gallina de los huevos de oro, y no será de extrañar que en el futuro veamos nuevas versiones, spin-offs o incluso incursiones en el cada vez más preeminente sector de los mmorpg. Después de los sucesivos enfrentamientos con los Locust, la raza alienígena cuyo principal interés era hacerse con nuestro planeta, ahora el enemigo a batir es otro: una plaga llamada Lambert, que amenaza con diezmar todavía más a la ya reducida población superviviente.
Los elementos representativos de Gears of War siguen presentes y se han mejorado para la ocasión: nuevas armas, diferentes sistemas de cobertura y una mayor movilidad en los escenarios, que también han aumentado considerablemente. El desarrollo del juego sigue organizándose en torno a una campaña de aproximadamente diez horas con diferentes misiones, donde, además de disparar a todo lo que se menee frente a nosotros, debemos cumplir objetivos determinados.
Podemos seguir jugando en modo multijugador, tanto de forma cooperativa como competitiva. Este aspecto, que es sin duda el que aporta más vida a un juego de este tipo, se ha diversificado bastante: podemos competir buscando ítems en el escenario, capturando al líder del equipo contrario, etc. Los diferentes modos multijugador gustarán tanto a los que buscan desahogarse disparando sin parar como a los que buscan aspectos más estratégicos.