Dragon’s Dogma Dark Arisen

Las aventuras y el rol han tenido una presencia notable en la nueva generación de consolas. Dragon’s Dogma es uno de los puntos fuertes del estudio desarrollador Capcom y sigue demostrando su valía con Dark Arisen, una expansión que le permite al juego seguir vigente aún con la sombra de un gran juego como ha sido Skyrim, el RPG por excelencia en los últimos meses.

Como en toda expansión, tenemos una nueva zona para explorar. En este caso se llama Bitterblack, una isla repleta de nuevos peligros, monstruos y nuevos tesoros por descubrir. Para llegar a la isla tendremos que hablar con Olra en el muelle de Cassardis, así obtendremos acceso a esta puerta de entrada a un mundo subterráneo donde la acción y la aventura solamente pueden ser superadas por los guerreros más valientes.
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Para tener siquiera una posibilidad en las tierras de Bitterblack el nivel recomendado es 50, pero en realidad tendríamos que estar un poco más arriba si queremos avanzar sin problemas porque los nuevos monstruos de Dark Arisen son verdaderamente sorprendentes, en cuanto a fuerza y habilidades.

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El Mundo Inferior de Bitterblack es bastante grande, hay zonas abiertas, edificios y parajes desolados donde todo tipo de criaturas mágicas campan a sus anchas, y hacia allí nos dirigimos como buenos héroes de fantasía a tratar de llevar un poco de luz y bondad, aunque en el medio hagamos caer una lluvia de sangre de monstruo.

Capcom garantiza nuevos tipos de criaturas, hasta 20 monstruos inéditos y varias modificaciones de viejos conocidos como los Elder Ogres que son una versión mejorada de los ogros. La jugabilidad sigue siendo igual de sólida, lo que cambia es el escenario y también algunos detalles puntuales, como los nuevos objetos y habilidades o la posibilidad de importar nuestro avance en el juego original para seguir desarrollando a nuestro guerreros.

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