3 motivos para odiar Castlevania II: Simon’s Quest

Soy un jugador fanático de las sagas extensas. Me gusta volver a jugar títulos de franquicias que aún hoy siguen vigentes, encontrar guiños a futuras y pasadas entregas, resolver enigmas y también realizar críticas.

Por eso hoy vuelvo hacia atrás en el tiempo para hablar sobre Castlevania II: Simon’s Quest, el segundo juego de Konami en su aventura de cazadores de vampiros y guerreros con látigos de fuego. El título fue lanzado originalmente para Family Computer Disk System en 1987 y posteriormente adaptado a cartucho para su lanzamiento en 1988 en territorio estadounidense.

castlevania-2

La aventura presentaba numerosos cambios con relación al primer Castlevania. Había un ciclo de día y noche, podíamos pasear por el pueblo y hablar con diferentes personajes y recolectar corazones para usarlos como moneda y mejorar nuestras estadísticas. La trama nos volvía a enfrentar a Drácula, pero en esta ocasión Simón debía luchar para conseguir liberarse de una maldición que le dificultad los enfrentamientos haciendo más poderosos a sus enemigos.

Castlevania II es un juego difícil y muy tedioso. Pero los fanáticos completicionistas como yo lo jugarán aún sabiendo esto. Es más, lo jugarán sabiendo esto y lo terminarán para después no volver a encenderlo pero pudiendo decir con orgullo: lo termine.

El ciclo de día y noche

Nada más molesto que el recuadro que aparece, cada 5 minutos, para avisarte que ha terminado el día, o que ha vuelto a amanecer. El cambio entre el día y la noche solamente se percibe en los monstruos, que son más poderosos, y en el pueblo, porque todas las puertas están cerradas. No sería tan molesto de no ser porque el mensaje aparece cada 5 minutos, detiene la acción por 15 segundos y no hay manera de adelantarlo.

El agua asesina

Siempre que caemos al agua nuestro personaje muere. Parece mentira que un guerrero tan poderoso que enfrenta a Drácula de igual a igual no pueda sobrevivir el toque del h2o.

El precio de los objetos

Las cosas están muy caras en el pueblo, la inflación es otro gran enemigo en Castlevania II. No sólo eso, para comprar las cosas tenemos que recolectar corazones y cada vez que perdemos una vida el contador de corazones regresa a 0. ¿No parecen suficientes elementos para odiar el juego?

Scroll al inicio